Lo primero que tenemos que tener en cuenta es la edad de la persona a la cual nos referimos, un adolescente en etapa temprana (13-14 años), en la mayoría de los casos puede padecer un desarraigo importante.
Esto último, depende del tipo de vínculo establecido con su grupo familiar o personas con quienes interactúa en su lugar de origen.
Si el vínculo establecido es de una fuerte simbiosis; el riesgo de desarraigo será potencialmente factible.
Debemos considerar, entre otras cosas. Tipos de identificaciones, madurez intelectual y emocional; posibles etapas del desarrollo no superadas sastifactoriamente.
En síntesis el desarraigo como factor de riesgo: debería evaluarse mediante exámenes psicológicos y psicopedagógicos.
Para concluir esta reflexión; abrir una nueva puerta hacia el futuro, debe transformarse en una situación gratificante, aún con los obstáculos y dificultades a sortear.
Si sabemos de donde venimos, es menester de la sociedad ayudarnos a caminar en nuevos senderos.
Nihuel Cabuli
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